Todo por la
pasta
En
esta reseña crítica se abarcará el tema del conflicto armado en Colombia
específicamente en San José de Apartado expuesto por Juan José Lozano en su
documental del 2006 Hasta la última
piedra y se expondrá cómo existe no tanto un dilema moral sino mas bien una
ambigüedad moral por parte de la fuerza pública colombiana. Primero se hará un resumen del documental mencionado y
posteriormente se hará una comparación entre los hechos que se presentan en el
filme y los convenios de Ginebra de 1977 y la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948. Finalmente se presentarán unas preguntas generadas por la
comparación planteada.
Juan
José Lozano es un reconocido director por mostrar en sus producciones el tema
de la impunidad en Colombia de manera explícita y cómo la justicia en este país
no cumple con su labor sino que ésta es mas bien manipulada. Hasta la última piedra es un documental
de aproximadamente hora y media en donde se relata la historia de los habitantes
de San José de Apartado y cómo se ha ido construyendo esta comunidad de paz
desde 1997. El objetivo principal de esta producción es evidenciar uno de los
muchos otros casos que se presentan en Colombia en donde comunidades que optan
por un proceso de resistencia civil pacífica, se ven arrinconadas y violentadas
en un juego de ajedrez en donde actores armados como las FARC, los
paramilitares y el ejército colombiano utilizan a la población civil de peones
o escudos (Tuberquia, 2006).
Así los actores
armados previamente mencionados sean protagonistas del tema en cuestión, el
documental muestra entrevistas hechas tanto a campesinos y líderes de esta
comunidad, como a personas involucradas indirectamente en el conflicto y en los
intentos por dar resolución al mismo. Anexo a lo anterior, se muestra una de
las visitas de uno de los representantes de Apartado a la Comisión de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra en el 2005; y la respuesta del
presidente de ese entonces, Álvaro Uribe, ante la postura de los habitantes de
esta comunidad.
En las
diferentes entrevistas realizadas, dos de los líderes Gildardo
Tuberquia y Renato Areiza, narran cómo toda una comunidad se ha visto envuelta
en un conflicto que afirman ellos, no saber cuando culminará pero con el cual
no están de acuerdo ni del cual desean ser parte. Es por esto que se oponen a
la presencia de actores armados como la policía, el ejército nacional, las FARC
y los paramilitares en su territorio. Lo anterior justifica para esta comunidad
una lucha continua por reconstruir un hogar para cada una de las 70 familias
que conforman San José y que se han visto afectadas por alguno de los 450
crímenes de lesa humanidad cometidos allí (Ramírez, 2006).
Más
adelante intervienen Javier Giraldo y Elkin Ramírez, sacerdote jesuita defensor
de los Derechos Humanos y abogado de la corporación jurídica Libertad
respectivamente, quienes han sido parte del conflicto en este territorio y han
participado activamente tanto en la denuncia como en la resolución del
problema. Tanto el padre Giraldo como el abogado Ramírez hablan abiertamente de
la vulneración de los derechos de los integrantes de esta comunidad por parte
del estado colombiano.
…se han aplicado
todas las modalidades de exterminio sobre esta comunidad. Los asesinatos, las
torturas, las desapariciones forzadas, los desplazamientos, los saqueos, la
destrucción de las cosechas de los campesinos en los operativos militares que
realiza el ejército. Siempre ha sido clara la intención de acabar con un
proceso de resistencia civil pacífica que se niega a ser parte de la guerra que
nosotros vivimos. (Ramírez, 2006, 00:21:20).
Cuando
Ramírez hace alusión a las fuerzas públicas de este país, me remonto al
artículo 5 de la Declaración de los DD.HH ya que allí se constata que: “Nadie
será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.”(pp.
2) lo cual evidencia la contradicción inherente al estado colombiano frente a
sus civiles y la manera de proceder por medio de la fuerza pública.
Es
por esta contradicción que quiero enfocar la reseña hacia el papel que cumple
el ejército colombiano en esta disputa por el territorio. Ya que desde un
principio se asume que estos actores armados están para proteger a los civiles
de cualquier amenaza que atente contra la vida o los derechos básicos: a la
vida, la libertad, la dignidad, la seguridad, etc.(Convenio IV de Ginebra, pp.
1).Y es aquí donde encuentro la ambigüedad moral y donde nacen preguntas como ¿por
qué que la fuerza pública está agrediendo a la población? ¿Será que para
proteger a la población hay que sacrificar a personas de la misma? O si en el
trasfondo de este juego de ajedrez, ¿los militares también son peones de
alguien más?
Cabe
recordar que este conflicto se remonta a varios años atrás en donde los
paramilitares fueron consecuencia de las primeras guerrillas izquierdistas, las
cuales son también un blanco principal de las fuerzas militares. De allí una
alianza clandestina pero ya reconocida por el pueblo colombiano entre
paramilitares y el ejercito nacional. Tal vez esto explicaría lo que Gildardo
Tuberquia contaba acerca de quiénes eran los autores de los homicidios, en
donde los paramilitares y los militares eran en la mayoría de las veces, los
principales asesinos de los civiles y no las FARC.
También
deberíamos preguntarnos entonces, si las fuerzas públicas no están presentes
para recuperar este territorio para los campesinos que se encuentran allí,
¿para quiénes lo están recuperando? Creo que estas fichas del ajedrez que no
son tan claras visiblemente, son quienes querrían recuperar estas tierras. En
otras palabras; terratenientes. Y por qué no si en Colombia aún se conserva la figura
del señor feudal y el poder que otorga la posesión de tierras. Me atrevo a
afirmar que esta disputa por las tierras de los habitantes de San José de
Apartado es una muestra de la moral capitalista que prima en un país donde la
desigualdad social queda impune ante la ley y la justicia. En donde prima el todo por la pasta.
Finalmente
queda resaltar que Hasta la última piedra
más que un documental es una invitación a la reflexión ya que aunque esta
reseña intentó condensar las ideas principales que Lozano quiere exponer;
muchos otros argumentos del por qué de la injusticia colombiana, se escapan de
este escrito.
Este
pequeño ejemplo de una realidad del día a día puede ser analizado desde muchos
otras perspectivas; el desarrollo de los niños, el impacto en las madres y
esposas, el concepto de esperanza y desesperanza, la construcción de una
colectividad, incluso lo que significa el título de esta obra. Una obra que podría
sensibilizarnos aún más y llevarnos a actuar frente al problema con los
campesinos y familias que vemos al otro lado de la ventana en los semáforos en
rojo, situación que espero, al igual que todas las personas de San José de
Apartado, acabe pronto.
Referencias:
Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas
civiles en tiempo de guerra (Convenio IV), [en línea], disponible en:
http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/pdf/1386,
recuperado: 24 de febrero de 2013.
Declaración Universal de Derechos Humanos, [en línea], disponible en: http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/pdf/0013,
recuperado: 24 de febrero de 2013.
Hasta
la última piedra (2006), [documental], Lozano, J. (dir), Colombia, Earthling
Productions.