El HAL Humano
Echar de menos al cerebro viejo es lo que
resume el capítulo primero de Superficiales de Carr el cual es el diálogo
interno creo yo, de un noob de la red
2.0. Sin embargo este diálogo sobre los cambios que siente un internauta en sus
primeros clicks por los múltiples hipervínculos, es transitorio. Así me
considere una nativa digital, el haber tenido que lidiar en ciertas ocasiones
con la confusión y desconfianza que genera a veces el bombardeo de información
en la red, prueba que realmente soy una inmigrante y que como lo expresa Carr; he sido una escéptica
y otras veces una entusiasta acerca del tema.
Es
aquí donde quiero centrar mi punto de vista. En esta dualidad de escepticismo y
confianza total sobre una herramienta que citando a Carr es “inerte hasta que
la tomamos e inerte de nuevo cuando la soltamos” (p. 15). Considero que ambas
perspectivas están en lo cierto, aunque adueñarse de una y asumirla como
postura subjetiva es uno de los errores más grandes y generales que pueden
impedir que el individuo se desenvuelva y aproveche de la manera más óptima la
tecnología.
La
postura de Carr en este primer capítulo considero bastante apresurada y la
manera que utiliza el argumento de McLuhan para soportar la idea de un
ensordecimiento y cultivación de la ignorancia en nuestras mentes desde la
tecnología es demasiado severa y negativa. Lo anterior hizo preguntarme si esta
postura proviene no tanto de un sentimiento de desolación por la sociedad en
general, sino desde el miedo y la ignorancia frente a esta herramienta; lo cual
parece más coherente ya que es una de las razones que priman cuando se da un
discurso que critica y señala una realidad tan inminente, que crece
exponencialmente y se nutre de nosotros.
Además
¿qué seria de nuestra existencia si realmente no generamos cambios desde nosotros
para nosotros y para los que a decir verdad, estamos diseñados para enfrentar?
Lo único que se debe cambiar es la actitud hacia la novedad ya que ésta es
parte de la naturaleza humana. Desde nuestra curiosidad y la necesidad por
explorar hasta el sentimiento de alegría y realización por lograr acercarnos o
llegar a nuestras metas. Tanto la tecnología y la red 2.0 deberían ser acogidas
y entender que ya que estas son omnipresentes en nuestra cotidianidad, debemos
acomodar nuestras conductas y formas de relacionarnos con el medio y con
nosotros mismos.
En vez de tomar posturas como las del escéptico
y el entusiasta deberíamos recordar que el uso de estas herramientas, aunque
suene cataclísmico para la mayoría, ya no es opción si se quiere convivir en
sociedad y mantener la idea de grupos o círculos de identidad; conceptos
inherentes al ser humano y su supervivencia. Este último concepto debería
recibir más atención ya que aunque suene primitivo o salvaje, es lo que nos
mueve como raza a diario y lo que la tecnología ha comenzado a influenciar.
La supervivencia va adquiriendo nuevos
significados y nuevas maneras de practicarse; y es allí donde debemos encontrar
el punto medio entre el escéptico y el entusiasta, y se logre utilizar la
tecnología de la manera más optima posible, recordando que de igual manera
existen ciertos peligros en ella. Así ésta sea intangible sus consecuencias son
igualmente reales, el humano de hoy en día, el Yo 2.0 es una de éstas. Retomando
a Clive Thompson citado por Carr “la memoria perfecta del silicio puede ser un
don enorme para el pensamiento” (p. 18). Esta, considero, es la mejor
aproximación que se le puede dar a la perspectiva sobre lo que está haciendo la
Internet con nuestras mentes. ¿Por qué no podríamos trabajar en conjunto con la
“memoria perfecta del silicio” y la creatividad de aquella que la creó? Pensémonos
como los inicios del humano híbrido en donde la teoría computacional puede
volverse algo más que una
predicción organicista de los libros de psicología.
Bibliografía:
Carr. N. (2011). “Hal y yo”. En:
Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?. Taurus. Bogotá
Colombia.
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