La Inteligencia y el Tiempo Histórico
En el capítulo 7 de Carr, se desarrolla de
manera comparativa entre los aspectos positivos y negativos que ha tenido la
adopción de la Internet a nuestras vidas. En esta comparación se incluyen
consecuencias a nivel biológico, cognitivo y social del impacto que ha tenido
la lectura hipertextualizada y digitalizada en el siglo XX.
En primera instancia, Carr expone cómo en los
inicios de la era digital se tenían creencias de que la lectura digital iba a
mejorar nuestras capacidades cognitivas como seres humanos, debido a la
adopción de nuevas habilidades, y por lo tanto, de nuevas conexiones neuronales
(o caminos vitales) en nuestro cerebro.
Sin embargo, el autor hace referencia a estas
predicciones las cuales fueron rechazadas al observar cómo las generaciones que
se sumergieron en la era digital, no mostraban un progreso en los procesos
cognitivos ni de atención, memoria, lenguaje o a aprendizaje, sino más bien un
estancamiento e incluso un retroceso. Esto fue evidenciado en los exámenes de
ingreso a la universidad SATs en Estados Unidos, en donde se presentó un
evidente déficit en campos como lenguaje y matemática, a comparación de los
años anteriores (Carr, 2011).
Asumiendo los datos desde una perspectiva
biológica, este fenómeno se presenta por la sobresaturación de la memoria de
trabajo, y por ende, la ineficiencia de la memoria a largo plazo. Actualmente,
las personas están tan sobre-estimuladas informativamente, que no le dan la
importancia o atención necesaria, que demanda cada una de las actividades del
diario vivir.
Lo anterior lo sustenta el autor, al afirmar
que aquellas personas que se introdujeron a la investigación y aprendizaje
digital, tomaron la costumbre de leer “por encima” , hacer uso constante de la
multitarea, y hacer un ejercicio del pensamiento el cual en la Internet es
escaso debido a los múltiples estímulos que ésta proporciona; y por su cualidad
de atraer la atención para luego
dispersarla. No sólo este fenómeno se presenta, sino que se convirtió en la
manera de leer hoy en día; lo cual significa que el utilizar más frecuentemente
ciertos “canales vitales” hace que estos se refuercen y fortalezcan, y aquellos
de antaño que dejaron de usarse, están desvaneciéndose cada vez más rápido en
las personas.
Aunque la primera parte del capítulo muestra
de manera constante los efectos que creemos como negativos, la segunda se
enfoca en cómo el ambiente al transformarse, necesita de agentes que se adapten
a éste y continúen transformándolo; en un ciclo infinito de reacción e
incidencia mutua.
El hecho de que el ritmo de vida y la manera
de relacionarnos con pares y el entorno se de forma más acelerada y múltiple,
implica un desarrollo de habilidades como el procesamiento de información y
resolución de problemas de manera rápida y eficiente. Todo esto gracias a la
reacción inmediata ocular y motriz que despierta el navegar en la web. Más aún, Carr le da un vuelco a la
perspectiva negativa sobre la lectura digital, y asume esta nueva perspectiva
apoyándose en el efecto Flynn, las críticas a este postulado, y la defensa.
El Efecto Flynn afirma que la inteligencia o
C.I (coeficiente intelectual), aumenta acorde pasa el tiempo. Sin embargo por
lo mismo que se dijo al comienzo de este texto, el Efecto Flynn fue cuestionado
ya que dejó de aplicar para el caso de los nativos e inmigrantes digitales. Es
por esto que Carr retoma la respuesta de Flynn hacia estas críticas, y cierra
el capítulo afirmando que nunca fuimos más o menos inteligentes que las
generaciones pre y pos a nosotros, sino que “Simplemente significa que tenemos
cerebros diferentes.” (Carr, pp. 182) los cuales en su debida época, eran
brillantes para las necesidades del contexto en el que se desarrollaban.
Referencia: Carr. N. (2011). “Mentalidad de malabarista” En: Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?. Taurus. Bogotá Colombia.